Según
una publicación de The British Medical Journal, en el mundo
desarrollado entre un 8 y un 50% de los individuos sufren de Halitosis
persistente o recurrente, afectando a cualquier edad. La causa más común
es la acumulación de restos alimentarios y placa bacteriana dentaria
debido a mala higiene, por consiguiente, inflamación de las encías
(gingivitis) y del periodonto (periodontitis). La sequedad de la boca
(xerostomía) puede incrementar el mal olor bucal, al igual que quienes
usan determinados tipos de prótesis dentarias.
Las
infecciones respiratorias generan Halitosis debido a secreciones
nasales o sinusales infectadas en especial si la persona es respiradora
bucal. Así también los cuerpos extraños alojados en la nariz, las
bronquiectasias y ciertas formas clínicas de carcinoma pulmonar son
causales de Halitosis. El tabaquismo y el consumo de alcohol también
pueden causarla. Hay otros trastornos que también pueden ser causales
como diabetes, infecciones por Helicobacter Pylori y algunos fármacos
como antihistamínicos, ansiolíticos y tratamiento para enfermedad de
Alzheimer.
Las principales recomendaciones apuntan a
neutralizar los factores causales y prevenir la acumulación de
bacterias en la cavidad bucal, donde se produce el origen de cerca del
90% de los casos. Para el cirujano dentista, Dr. Mariano Rodríguez, un
meticuloso cepillado, limpieza interdentaria y una cuidadosa higiene de
la lengua son claves. “Cepillarse los dientes de manera correcta, usar
un limpia-lengua o realizar un barrido suave por el dorso de esta
estructura después de cepillarse los dientes, usar seda dental o
cepillos interproximales, complementar con algún enjuague bucal.
Asimismo, visitar periódicamente a su odontólogo para revisar que no
existan caries, obturaciones en mal estado o sarro, lo que es un factor
retenedor de placa que puede contribuir al problema”, recomendó. El
especialista explica que es común que se produzcan estas bacterias en el
dorso posterior de la lengua, debido a compuestos volátiles sulfurados
que emiten ciertas bacterias desde su metabolismo específicamente las
anaerobias gram negativas-.
También las personas con
enfermedad periodontal (gingivitis, periodontitis), las restauraciones
defectuosas y caries presentan una mayor retención de restos
alimenticios, los cuales con el tiempo se descomponen y generan mal
olor. Básicamente, la mejor solución es la correcta higiene bucal,
tomar bastante líquido durante el día y cuidarse de comer comidas
demasiado condimentadas. Cuando hay causas de origen periodontal
(gingivitis, periodontitis) puede ayudar un enjuague a base de
Clorhexidina, pero sólo por períodos cortos de tiempo, ya que este
compuesto puede generar tinciones en el esmalte. En el diez por ciento
restantes, el mal aliento puede ser señal de alerta sobre otras
enfermedades que requieren un mayor control, como pólipos, gastritis
crónica, rinitis, sinusitis, estomatitis, gingivitis o
faringoamigdalitis. Incluso puede asociarse a enfermedades respiratorias
agudas, disfunciones metabólicas o hepáticas y cáncer de pulmón.
Las
investigaciones apuntan a los probióticos como nuevo método para
combatir esta enfermedad. En el caso del Reflujo Gastroesofágico, al
permitir la devolución de alimento desde el estómago, las patologías
donde hay vaciamiento gástrico, la comida permanece más tiempo en el
tracto digestivo lo que puede producir Halitosis. “Los probióticos
podrían ser una solución para mejorar la flora intestinal, mejorar el
tránsito en casos de mal vaciamiento gástrico y evitarían que bacterias
“malas” degraden los alimentos reduciendo los olores no agradables,
influyendo en la halitosis porque también impactarían sobre la flora de
la cavidad bucal”, explica la doctora Paola Negrón, nutrióloga del
Centro de Tratamiento de la Obesidad de Clínica UC San Carlos de
Apoquindo.
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