Las personas que padecen apnea obstructiva del sueño, afección en la
que se deja de respirar durante el sueño, corren más riesgo de muerte
cardiaca repentina, dice un estudio publicado en la revista del Colegio
Americano de Cardiología. Se calcula que doce millones de adultos en
Estados Unidos padecen de apnea obstructiva del sueño y muchos de ellos
ni siquiera están diagnosticados, informa el Instituto Nacional de
Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI).
Este estudio, financiado por el NHLBI,
siguió la incidencia de muerte cardiaca repentina en 10,701 sujetos
participantes en estudios del sueño, durante un promedio de 5.3 años.
Durante dicho período, fallecieron 142 pacientes debido a muerte
cardiaca repentina. Los medios de predicción más comunes fueron tener 60
o más años de edad, 20 o más eventos de apnea por hora de sueño y una
saturación de oxígeno inferior a 78 por ciento durante el sueño.
“En este estudio, la novedad
descubierta fue que cuando uno padece apnea del sueño, el riesgo de
muerte cardiaca repentina casi se duplica, especialmente si durante el
sueño se deja de respirar más de 20 veces por hora o si la saturación de
oxígeno desciende considerablemente durante el sueño”, señala el autor
experto del estudio, doctor Virend Somers, cardiólogo de Mayo Clinic.
Cuando una persona respira bien, el
nivel de saturación de oxígeno (el paso del aire por los pulmones)
durante el sueño es de 100 por ciento, explica el doctor Somers. Este
estudio reveló que en quien no respira bien y cuyo nivel de saturación
de oxígeno desciende hasta 78 por ciento, el riesgo de muerte cardiaca
repentina aumenta significativamente, añade.
“La prevalencia de la apnea obstructiva
del sueño en las poblaciones occidentales es alta y debido a la
relación existente entre el peso y la apnea del sueño, la epidemia
actual de obesidad aumentará todavía más la magnitud del problema”,
anota el doctor Gami.
Las investigaciones han demostrado que
la apnea del sueño potencialmente es causa importante para las
afecciones cardiovasculares, como la hipertensión, la fibrilación
auricular, los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares,
añade el doctor Somers. La apnea del sueño es tratable; además de perder
peso, los médicos también pueden recomendar cambiar la postura para
dormir y ciertos dispositivos, como una máquina que administra aire
presurizado a través de una mascarilla colocada sobre la nariz mientras
la persona duerme, concluye el médico.
Fuente: El Nuevo Día
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